jueves, 23 de noviembre de 2006

Ligereza y provisionalidad

Hay una novela de Isabel Allende, no muy conocida, eclipsada por otros de sus grandes éxitos, que transmite un mensaje para mi importante. El libro se titula "El Plan Infinito", y es de los que tienen "travesía del desierto" en las primeras 50 páginas. Hay que hacer un esfuercillo.

Gregory Reeves la protagoniza. Es un hombre que pasa su vida, y la mayoría de la novela, de un sitio a otro. Sin rumbo fijo y ligero de equipaje para facilitar su movilidad. Le gustan las flores y por eso no le queda más remedio que tenerlas plantadas en unas carretillas que hacen las veces de macetero. De este modo, las lleva consigo allá donde fuere.

Hace un mes me mudé de nuevo. Desde que cumplí los 18 nunca he vivido en el mismo sitio más de 4 años seguidos. He pasado tiempo con la aristocracia, los estamentos militares, el mundo de los conquistadores y del arte. Duquesa de Orleans, Capitán Arenas en Barcelona. General Oraá, Nuñez de Balboa a varias alturas, Claudio Coello. Breve paso por las Historias de Filadelfia. Ahora en Lagasca, antes de irme a una ciudad italiana.

Esta última mudanza me permitió comprobar que a mis 38 años todas mis posesiones físicas, todas las pertenecias materiales de las que dispongo en este mundo caben en 6 maletas de reducidas proporciones. Eso es todo. Ropa, fotos, objetos personales. (Bueno trampa: me faltan los libros que estoy luchando por recuperar). Con eso he vivido y vivo toda mi vida. Por necesidad, no me ha quedado más remedio que pecar y celebrar dos jornadas orgiásticas en IKEA, "volviendo a conquistar mi vida" como reza su slogan, muy al pelo de mi vida. Y ya tengo alguna propiedad más que espero poder mantener, sin que nadie me la arrebate, el resto de mi vida.

Darme de morros con la realidad de que, en el fondo, voy por la vida ligero de equipaje, de que, como Gregory, voy un poco de un lugar a otro, lejos de causarme desasosiego, me generado una sensación de bienestar.

Hace unos meses hablaba con el Director General de una empresa y amigo, que me decía que en en el medio año anterior se habían deshecho de 100 millones de euros de activos de la compañía. Habían liberado caja del balance por esa importantísima cantidad. Caja para acometer nuevos proyectos que permitieran a la empresa generar valor. 100 millones que pasaron de ser un lastre que mantenía a la empresa atrapada a ser motor de crecimiento. He podido comprobar además, no sólo en esa empresa sino en otras, que el ejercicio de aligerar de cargas innecesarias el balance (en inglés algunos lo llaman "asset productivity") es en extremo sencillo. Basta con preguntar a la organización continuamente "Y esto, ¿para qué se necesita?".

Una empresa ligera de equipaje es más ágil. Se puede mantener en una situación de provisionalidad contínua. Reivindico la acepción positiva del término "provisionalidad". La provisionalidad imprime cierta tensión. Y la tensión permite reaccionar de forma rápida ante los cambios del entorno y los movimientos de la competencia. La necesidad de rápida reacción exige alforjas ligeras. Que permiten mantener la tensión...


En las últimas páginas de El Plan Infinito, Gregory encuentra finalmente su rumbo. Después de mil tribulaciones recala en un lugar permanente. Y planta sus flores en tierra firme.

Quiero tener maceteros permanentes para mis plantas. Pero también saber, que lo que realmente me importa me cabe en seis maletas. Quiero tener la tranquilidad de que, si es necesario, puedo avanzar ligero a una nueva etapa de mi vida. Al fin y al cabo, las flores se pueden trasplantar.

Postdata aclaratoria:
1) Me ha hundido en la negra miseria el comentario de Óscar. ¿Cómo que no sabes qué es Wharton?. El próximo viaje en vez de Australia, a los Estados Unidos. Wharton es la más prestigiosa escuela de negocios del mundo mundial. Pertenece a la Universidad de Pennsylvania y está en Filadelfia.
2) Mi cuñado me recriminó ayer que mis posts son demasiado sentimentales. Cómo buen ingeniero de telecomunicaciones le suena un poco a chino. Intento rebajar la carga emotiva. Pero siempre, en algún lugar, hay una ligazón entre el mundo pragmático que nos rodea y los sentimientos de las personas. Y me gusta poner ese eslabón de relieve.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te enseñaré una película (de rojos antisistema y esas cosas) que en su título lo resume todo: "Un lugar en el mundo". Al final todo se resume en que ese lugar son las personas, y para ir donde están ellas quizá no hagan falta ni seis maletas. También sería buena idea que tengas una jardinera (mueble o no)donde puedas ver crecer las plantas y las flores que nuevos "lugares en el mundo" te brindan. Yo, después de cada viaje, por corto que sea, guardo la maleta; sé que hay personas que las tienen a la vista, por si les llega una urgencia de volver a llenarlas.

Anónimo dijo...

No comparto el fondo de este post. Creo que eres una persona con mucho equipaje. El equipaje que tienes no son 6 maletas sino 4 nombres preciosos que llenan tu vida y que harán que la ciudad italiana a la que vas a parar sea para tí un lugar interesante.
Abrazo