domingo, 19 de noviembre de 2006

Sueños y realidades



I

Hoy releo con avidez y una sonrisa marcada en la cara un documento familiar histórico. Matizo: un documento histórico. Bueno, sí: es familiar. Lo escribió mi tío Ramón. Pero también es histórico porque creo que es único.

Se trata en apariencia de algo mundano carente de interés alguno. Un folleto, a todo color, de venta de una promoción de viviendas, el Parque Residencial Alpicat, un pueblo a 6 kilómetros de Lérida (la ciudad que me vio nacer). Un conjunto de casas unifamiliares alrededor de un bonito jardín con piscina.

Transcribo algunos párrafos respetando absolutamente la literalidad del texto original:

"Hemos creado un ambiente de silencio, situándonos en una zona rural "Alpicat" donde todavía podemos contemplar el vuelo indeciso de las codornices, la danza de la naturaleza en una puesta de sol y el temblor del paisaje a mediodía"

"El ambiente del grupo residencial roza la hierba espinosa de los canales de riego, respira el perfume de los árboles frutales y se eleva a un cielo puro, cobrando vida y vibrando plenamente con la tierra y con las peras limoneras"

"SALÓN, COMEDOR y SALAS DE ESTAR en comunicación directa con los jardines interiores privados, donde la vida familiar, en contacto directo con la intimidad de la naturaleza, puede transcurrir en todo su encanto contemplativo. Por esta proyección de espacio creado hacia el hombre, podemos beber todo el encanto de las juergas de una vida íntima, donde el amor se renueva, se impone la intimidad, la naturaleza se desencadena, libre de toda indiscreción social".

Este era el sueño de mi tío Ramón. Una genial idea. Genial y visionaria: en la segunda página del folleto se puede leer la fecha de publicación. 1968.

II

En el mundo de los negocios, los sueños son la visión y la realidad viene marcada por la capacidad de ejecución.

Hace unas semanas, el dominical de El Mundo publicaba una entrevista con Jesús Encinar. Jesús es el director de http://www.idealista.com/, un portal de intermediación inmobiliaria que recomiendo (me permitió encontrar mi actual apartamento de alquiler a la primerísima), tiene un blog muy interesante (http://www.jesusencinar.com/) y es graduado por Harvard (punto oscuro de su pasado, que yo, como buen ex alumno de Wharton tengo que recalcar, pese a que hoy me encuentre en la ciudad de Boston para celebrar un desayuno con futuros graduados de la escuela). De dicha entrevista me llevé algo, que aunque parece obvio, es muy necesario recordar siempre: lo importante para el éxito en el mundo de los negocios no son las grandes ideas, sino la capacidad para implantarlas. Y Jesús recordaba el año 2000 en el que sólo en el mercado español se lanzaron decenas de portales inmobiliarios. Hoy, el suyo, es el líder del mercado y la mayoría de sus competidores se han quedado en el camino. Lo que le llevó a donde está: el diferencial en capacidad de puesta en marcha con respecto a sus competidores, no la originalidad de la idea.

Mi vida profesional me permite tener acceso a muchos responsables de negocio. Cada uno con su cultura y con su estilo de gestión. Pero puedo corroborar el punto de Jesús. El denominador común de los que tienen éxito es su habilidad de gestionar los recursos, de motivar a las personas y de seguir con detalle el progreso de los planes hasta conseguir que las ideas se transformen en algo palpable. En resultados.

III

Tengo un recuerdo de principios de los 70, siendo yo un niño. Guardo con nitidez en mi cabeza las imágenes de un paseo con mis padres entre paredes de ladrillos de un edificio sin acabar. Una obra abandonada. El fracaso del Parque Residencial Alpicat.

Mi tío Ramón mezcló los negocios con las emociones y la poesía con la arquitectura. Y le salió mal. Hay elementos que, como el agua y el aceite, no interaccionan bien. Se adelantó a su tiempo con una idea que luego ha triunfado por doquier. Tuvo una visión de genio de los negocios, pero no tuvo capacidad de implantación. Y su idea quedó olvidada en 12 páginas a todo color. En una publicación de la que hoy sólo queda un ejemplar.

Por eso hoy reivindico su genialidad y expongo su idea ante la millones de posibles miradas. Él jamás se lo habría podido imaginar. Pero seguro le hubiera encantado la idea.

Es hacer un poco realidad su sueño fracasado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay q reconocer que lo de las juergas íntimas tiene miga. Supongo que es lo q tiene la poesía, que a veces no encuentra matrimonio. Malos tiempos para la lírica..., que se le va a hacer.

Anónimo dijo...

Joaquín, me entretiene mucho leerte. Respecto a tu anterior artículo de la amistad, es verdad que hay que decir las cosas, pero también conocer lo suficiente a la otra personas, para saber cómo decírselas.
Y este último relato, me ha encantado. Me quedo con la parte que dices: "El denominador común de los que tienen éxito es su habilidad de gestionar los recursos, de motivar a las personas y de seguir con detalle el progreso de los planes hasta conseguir que las ideas se transformen en algo palpable".

Yo siempre he tenido la autoestima un poco baja en el trabajo, y estando aquí, que tengo un jefe que me explica, que me escucha y
que me anima cada día, veo que mis resultados se multiplican por 100, a la vez que mi seguridad y mi estima.

Bueno, oye, qué rollo que te he soltado. A seguir bien.

Oye, y ex-alumno de Wharton. No lo he oído en mi vida, pero suena bien :-)
Un abrazo. óscar.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por la referencia y por tu blog, espero poder leer muchos posts en el futuro!

En cuanto a la poesía y la empresa... no creo que sean cosas opuestas, hay mucha poesía en las empresas bien hechas