viernes, 15 de diciembre de 2006

La otra cara de las cosas

I
Llega el final de año y es inevitable. Miramos (algunos de reojo) hacia atrás. Nos gusta hacer balance. Y también hacernos promesas con la vista puesta en el año que entra.

Al final todo se resume (o debería resumirse) en un criterio. En una única vara de medir el año. Esa unidad de medida se llama felicidad.

II
En las escuelas de negocios se enseña con profusión y se aplica en la teoría de algún lejano ejemplo, se sintetizan sus resultados y se extraen conclusiones de artificio: me refiero a una herramienta paradigmática de las clases de estrategia, el análisis DAFO. Los alumnos se esmeran en identificar las Debilidades, las Amenazas, las Fortalezas, las Debilidades de una compañía ficticia. Pero ellos lo viven como si fuera de verdad.

Como ejercicio intelectual no está mal. Puede ayudar a ordenar las ideas. Pero enseguida nos damos cuenta de que muchas fortalezas son simples lados positivos de debilidades, que muchas amenazas son lados oscuros de oportunidades que en realidad existen y arrojan luz. Los inconvenientes son la cara oculta y simétrica de los ventajas.

Cuando en el mundo de la realidad empresarial te enredas con el DAFO te puedes introducir en una tormenta conceptual. Sólo hay que darle una vuelta de tuerca a la debilidad para convertirla en fortaleza. Una amenaza se puede metamorfosear, con un poco de creatividad, en una oportunidad salvadora.

III
En diciembre miramos hacia atrás y nos preguntamos, ¿Qué es en realidad la felicidad?

No es mi intención banalizar ni simplificar en exceso una cuestión sobre la que se han escrito millones de páginas. No. Pero como me gusta huir de los largos tratados y aproximarme a los temas por la vía de las soluciones ejecutivas, al punto, exprés, lanzo aquí una idea simple que aprendí de un psiquiatra americano.

La felicidad es distancia.

La felicidad es el trayecto que existe entre lo que nos ocurre y lo que nos afecta. Si somos capaces de dominar el mecanismo por el cual lo que nos sucede y lo que acontece a nuestro alrededor impacta en nosotros, tendremos una de las claves fundamentales de la felicidad. La cuestión es maximizar el efecto en nosotros de lo bueno que nos ocurre y minimizar, sino anular, la proyección de lo malo sobre nosotros. O mejor: extraer cosas buenas de lo malo (que siempre las hay) y meterlas en la maleta. Extraer de la amenaza una oportunidad. Transformar una debilidad en una fortaleza.

Como hacen los alumnos aspirantes a empresarios de pro.

¿A que parece fácil?

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