martes, 17 de abril de 2007

Una oportunidad

Alondra tiene nombre de telenovela. Tiene doce años, es gitana y sorda. Sólo acude al colegio un 20% de los días. Todavía no sabe leer ni escribir. Pero hay alguien que, a contracorriente y cuando se tercia porque a Alondra le da por aterrizar en el colegio, la saca de clase para meterle en la cocorota esas malditas vocales que no acaba de identificar. "Qué pesao. Otra ve las letras".

Christian sufre un retraso mental leve pero sus padres no lo quieren ver. A sus diez años, como consecuencia de su microcefalia, no es capaz de asociar las cosas a sus nombres. Ve las imágenes. Conoce las palabras. Pero no es capaz de relacionar unas con otras. Hoy ha costado un buen rato que llamase uvas al dibujo del racimo que alguien le enseñó. Pero, como se ha portado bien, "repasarán" los animales. Christian da un salto de alegría y aplaude con fuerza. La primera de las imágenes es un bicho con plumas de mirada fija y penetrante. "¡Buho!". Los animales se los sabe todos. Hoy la sonrisa no se la quita nadie hasta el final de la clase.

Puede ser que en casa de Alondra nunca vaya a haber nadie que la obligue a ir al colegio y, por eso, es probable que jamás vuele sola. Quizá la ceguera de los padres de Christian se alíe con la microcefalia que sufre y haga imposible que algún día se valga por sí mismo.

Pero hay alguien que cada mañana se va al extrarradio de Madrid y se desgañita para que estos niños puedan tener una oportunidad.

2 comentarios:

kementasun dijo...

Qué bonito trabajo, aunque el día a día se duro, ayudar a personas que realmente lo necesitan.

Además, muchas gracias por tu consejo ;-)

Un abrazote. óscar.

Anónimo dijo...

impresionante