martes, 13 de noviembre de 2007

Mirando al patio


I
Es lo que tiene estar de reforma en casa. Te llama la atención un rodapié, el acabado de una pared o el suelo de un bar. Te fijas en todo lo que huele a yeso mojado.
En estas andaba yo de visita por Munich cuando reparé en la curiosa distribución del baño en un notorio edificio público de la ciudad llamado La Residencia (el palacio que cobijó durante siglos a los llamados archiduques electores de Baviera). La cabina del inodoro con ventana al patio de armas. La taza dando la espalda al respetable.

II
- Era mejor actor de lo que yo pensaba.

La muy incauta ventilaba ahora su frustración y su desengaño por todos los poros de su cuerpo. Se había pasado horas viendo mil y una escenas de su última telenovela en YouTube. Él siempre de malo. De chulo. De hijoputa. O de todo a la vez. La interpretación era bastante patética. Nunca iba a pasar de ahí, de actor secundario en telenovelas de bajo presupuesto. Pero ella había caído atrapada hace meses en la red que aquel artista había tejido a su alrededor.

- Nena, querida: –alguien reaccionó de esta manera a su vehemente afirmación de crítica cinematográfica – si tienes que cagar, no pongas nunca el trasero mirando al patio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero supongo que las tazas siempre miran hacia la puerta, no? ser'a en caso de emergencia.
Un abrazo. 'oscar.