lunes, 22 de enero de 2007

Diagnóstico certero

Ya en varias ocasiones se lo había dejado muy claro: "Tu estilo es hiperbólico". "Y además ciclotímico. Tus reacciones son exageradas en todos los sentidos".

Para alguien que piensa que el ideal de perfección reside en el equilibrio, que se fija como objetivo de vida alcanzar un centro estable permanente, esa crítica suponía un trago amargo. Y un pensamiento que iba camino de convertirse en obsesión.

Pero ahora ya no sólo había un reproche, sino dos. Una segunda losa sobre sus espaldas. Sabía que ese defecto estaba ahí. En realidad, basaba su supervivencia en su existencia. Pero que alguien se lo evidenciara era como incrementar en muchas toneladas el peso sobre su conciencia. "Tu corazón es de piedra". Y la piel de cerdo, pensó para sus adentros cuando escuchó esta segunda pieza del certero y cruel diagnóstico que le estaban realizando. Piel de cerdo. Caparazón de tortuga. Elementos que le habían permitido llegar con vida hasta el presente.

Ya eran muchos años intentando cambiar lo primero. Y demasiado dolor acumulado para tener la valentía de corregir lo segundo.

"Huye mientras puedas…". Fue su contestación, su reacción al oír esa maldita descripción. "…porque estoy en las mismitas puertas de la locura".

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Yo ofrezco la vida entera para empezar, ¿qué importa perder si no puedes ganar?" (Hazme la noche, Prsentos Implicados).