miércoles, 3 de enero de 2007

Historias del oeste americano

- Arantza, que sepas que yo para la poesía soy muy torpe, que no llego a la tercera derivada.
- De verdad, te digo que es clarita y directa, ya lo verás.

Frente a un enorme e inacabado plato de spaghetti en el centro comercial de Saldanha en Lisboa decidí que podía enfrentarme, por primera vez desde hace muchos años, a la lectura de una obra de poesía. Tenía cabeza de turco a mano para quejarme en caso de que se me diera mal: su autora.

Clarita y directa. Imágenes poéticas muy nítidas, sentencia ante mí otro de sus lectores. Y cercanas, diría yo. Pero no es todo esto lo que más me ha llamado la atención, lo que me ha venido a la mente tras cerrar la contraportada al arribar al punto y final de la página 60.

De "La senda de los cactus" me he llevado historias que pudieron ser y no fueron. De arrepentimientos y miedos. De desilusiones y mentiras. Y da igual que el verbo sea triste y el adjetivo doloroso. Que el último verso transmita regusto amargo. Con lo que me he quedado es con la tranquilidad, con la convicción de que detrás de esas experiencias hay sabiduría y margen para algo mejor. Un año de tu vida con algunos tropiezos pero de balance positivo.

En otros ratos de su vida Arantza es una ejecutiva, ahora desplazada a Lisboa para llevar a cabo (si la dejan) un proyecto sumamente interesantede de integración de compañías. Al final va a resultar que empresa y poesía no son agua y aceite. Va a resultar que sí mezclan.

Enhorabuena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Imagen nítida: simplemente me zambullí en los azulejos (poema En la piscina). Precioso.

Arantza dijo...

¡Joaquín, gracias por dedicarme estas líneas en el blog! Lo mismo le digo a Luar. ¡Cuantas cosas buenas!... Me encanta :)