lunes, 14 de mayo de 2007

Confusión de conceptos

Pensándolo bien, y por mucho que insista la Academia de la Lengua llevando la contraria, realmente hay poca diferencia entre un hobby y (lo que se viene a denominar como) un vicio. Ambas actividades son aficiones de uno, aunque las primeras sean algo más confesables que las segundas. Pero es que incluso la frontera entre lo confesable y lo que conviene mantener oculto al conocimiento de los demás es difusa. Es por ello, y no por otra razón cualquiera, que ambas acepciones puedan llegar a confundirse, a convertirse en sinónimas: ni siquiera el grado de confesabilidad permite discernir entre uno y otro concepto.

De todas esas aficiones haylas pequeñas y grandes, frecuentes y esporádicas, puntuales o de larga duración, caras o baratas, solitarias o en grupo. Pero nunca dejan de ser lo que son: entretenimientos del ser humano, pasos adelante que le permiten hacer su instalación temporal en la vida más agradable y más placentera.

A tal efecto, al objeto de ser capaces de dirimir sobre la conveniencia de llevar a cabo tal o cual afición, sólo existe una frontera a considerar: la ley. O lo que es lo mismo: la interpretación de nuestros (queridos) representantes públicos de lo que significa no joder al prójimo (si es que al prójimo no le apetece, claro)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No queda muy claro lo que nos quieres contar..., no se sabe muy bien si justificas todos los vicios (entre ellos los tuyos), o eres de la brigada anti susodichos. En cualquier caso, no creo que sea bueno que todo el mundo haga de su capa un sayo, ni que estemos mirando con lupa cada comportamiento. En el término medio está la virtud, que según la filosofía aristotélica era la antítesis del vicio.

kementasun dijo...

¿Tienes muchos vicios Joaquín? :-)