domingo, 10 de junio de 2007

Moscú

La catedral de San Basilio parece de juguete.

Las rubias caminan sobre tacones inverosímiles. Morenas que no parecen de este mundo (sostengo que provienen de experimentos de la antigua ingeniería genética soviética en pos de la perfección de la raza eslava) te zurran con un mero cruce de mirada.

Es difícil discernir si un tipo encorbatado es un joven ejecutivo, ambicioso y ávido por incorporarse al grupo de nuevos ricos de la ciudad o un esbirro de la mafia. Cuando gira de forma intempestiva, se dirige hacia un portal sospechoso y teclea una clave secreta para ganar acceso al inmueble las apuestas favorecen a la segunda opción.

La corruptela se extiende a las cajeras de los museos que, primero te convierten en estudiante y, a continuación, comparten generosamente contigo el ahorro que tal condición supone en el precio de la entrada.

El tráfico no motorizado se haya perjudicado de forma claramente alevosa. Los peatones deben decidir constantemente si sortear a pelo decenas de vehículos avanzando por los 10 carriles de cualquier calle en cuestión, caminar 400 metros para superar el asfalto por un paso subterráneo o bien caminar un poquito más (digamos 1000 metros) para alcanzar un semáforo en vías de extinción y poder pasar de los pares a los impares sin enterrarse en vida. Tal situación no impide que se haya pensado en los discapacitados: Para facilitar su acceso a los susodichos y abundantes pasos subterráneos se han habilitado unos raíles sobre los escalones para las sillas de ruedas, en una posición angular próxima a los 45 grados, con lo cual, además de facilitárseles la movilidad, se comprueba al mismo tiempo el temple de sus bíceps.

Comer se come bien, pero controlando el riesgo de ser sableado a razón de 40 euros el plato de pollo "a-la-Kiev".

La especulación inmobiliaria del Occidente es un juego de niños. En Madrid debemos alegrarnos porque todavía estamos lejos de tener que pagar casi 5000 euros al mes (el tercer cero no es una errata) por alquilar un piso de un dormitorio y 90 metros cuadrados.

A la ciudad de Moscú le falta un hervor.

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Así cayó la noche sobre San Basilio el 9 de junio de 2007



Las nubes de la primavera recortan la silueta de las decenas de cúpulas doradas de la ciudad

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y entonces en España las rubias son también parte de un experimento para mejorar la raza cañí? jeje. Un abrazo. óscar.