lunes, 9 de julio de 2007

A veces, la soledad

Non, je ne suis jamais seul
Avec ma solitude


Ma solitude
Georges Moustaki


Fuera caía fuego sobre Madrid.

Dentro, ella, rodeada como siempre de gente, agitaba con fuerza sus pestañas para evitar que el agua lograra humedecer sus pupilas. Movía sin descanso sus párpados al objeto de que el blanco de su mirada no enrojeciese.

Fuera el asfalto parecía derretirse.

Dentro, ella disimuladamente se sorbía los mocos. Las lágrimas rechazadas por sus ojos habían convertido en un río el interior de su nariz. El líquido salió rebotado hacia su interior. Y notó como la sal le quemaba las entrañas y le secaba el corazón.

Consiguió su objetivo y nadie percibió en ella nada fuera de lo normal.

Tras librarse de la marabunta que siempre la acosaba se refugió en su sillón, el lugar al que siempre acudía en busca de protección. Y ella, la que siempre hacía alarde de su independencia, de su enorme capacidad para capear la soledad, incluso para disfrutarla, se sintió desolada.

No era necesidad de compañía física, ni de entretenimiento de ningún tipo. Le atormentaba el hecho de no poder compartir su secreto, su problema con nadie. No poder contar con el consejo de ningún amigo. No poder acceder a una segunda opinión. No tener la posibilidad de aprender de una perspectiva diferente. "Coño, que sola estoy en esto".

Para eso no estaba preparada. Ella, siempre tan segura de sí misma, ahora estaba derrotada.

Entonces marcó en el móvil la combinación de números necesaria para que mi nombre apareciera en la pantalla, y un río de palabras mojadas se coló por mi auricular. En el otro lado de la línea que sólo existe en su imaginación.

viernes, 6 de julio de 2007

Limonazo

El otro día lo dijo Malena en la tele. Y yo lo anoté en mi cabecita y me llevé el mensaje a casa: "Si la vida te da limones, hazte una limonada"

A ratos pensamos que la vida es una (puta mierda de) selva, poblada de animales salvajes que quieren hacer daño. Un entorno en el que no te puedes fiar de nadie. Pero a veces te relajas, descansas y piensas que no será para tanto, que alguna excepción habrá. A base de hostias, el devenir de los hechos te devuelve a la realidad y el ciclo se repite. El organismo se vuelve a poner en alerta como mecanismo fundamental de supervivencia.

Así es. Ciclo tras ciclo. Etapa tras etapa.

Pero la vida sigue.

Y a mí me encanta la limonada.

jueves, 5 de julio de 2007

Sigue lloviendo

Bajo un monumental aguacero artificial, sobre el escenario de las Ventas se oyeron esas palabras una y otra vez el pasado viernes.

Y es que no para de llover desde hace mucho tiempo.

Un telegrama que llega un viernes a las siete de la tarde.

Un documento lleno de palabras del argot jurídico que no hay dios que las entienda.

Una llamada diciendo "Hay novedades".

Emails, emails y más emails

El de los pelos largos insiste: "Sigue lloviendo, sigue lloviendo"

Y no para de llover.