domingo, 24 de febrero de 2008

Cosas que suceden

He dedicado dos de las once horas de vuelo entre Londres y Los Ángeles de este fin de semana a ver Expiación.

En la película dos pequeños detalles, dos situaciones aparentemente carentes de la menor trascendencia hacen que la vida de los personajes sufra una transformación radical. Un jarrón se rompe y uno de los pedazos cae en la fuente obligando a la protagonista a sumergirse en su búsqueda. El protagonista masculino, por su parte, se despista y hace entregar a la mujer que ama la versión equivocada de una carta.

Situaciones aparentemente sin importancia, pequeñas casualidades, decisiones banales que, finalmente, hacen que la vida cambie. Todos hemos tenido alguna vez que sumergirnos a por un trozo de jarrón roto o hemos errado al hacer llegar a alguien un texto.

Un día leí un mensaje que no iba dirigido a mí en un móvil que era idéntico al mío y en cinco segundos cambió mi futuro. Salvé mi vida.

Una mañana mi despiste selectivo por una vez, y sin que sirva de precedente, jugó a mi favor y recuperé un trozo de papel de la jungla del fondo de mi maletín, una nota en la que alguien había escrito un número de teléfono. Encontré el momento para poder marcarlo y conocí a una de las personas más increíbles que he tenido la suerte de encontrarme. Mi vida volvió a cambiar.

Expuestos al conjuro de las casualidades encadenadas, al devastador efecto de algún mínimo evento que suceda a nuestro alrededor, esperamos plácidamente a la siguiente fuente en la que tendremos que mojarnos. ¿Qué será lo siguiente en acontecer?

1 comentario:

kementasun dijo...

No me hab'ia percatado de esta entrada. Qu'e bonita.
oscar.